Mientras en Argentina comenzamos a disfrutar de la caída de las hojas y de un paisaje que de a poco se pinta de ocre, China se tiñe de rosa y de blanco debido a que los arboles de cerezos están florecidos.
En la provincia de Guizhou, al suroeste del país, la gran cantidad de cerezos convierten a las calles, campos y laderas de las montañas en un océano rosado que hasta cubre las montañas.
Cada año, esta explosión de color atrae a un gran número de turistas entre los meses de enero y marzo cada año lo que reactiva considerablemente la zona y los habitantes disfrutan a pleno de las visitas.
Incluso, en muchos lugares de esta encantadora provincia de Guizhou se celebran festivales en torno a las flores del cerezo que, en definitiva, representa la vuelta a la vida luego del frío invierno y la bienvenida a la primavera.