En la sociedad China existen ciertas tradiciones que generan una gran presión en los jóvenes, por ejemplo, el concepto de éxito que allí se maneja se relaciona con el dinero y la familia. Los primeros años de juventud se dedican plenamente a conseguir el dinero y antes de los 27 años se deben casar y formar una familia, especialmente en el caso de las mujeres.
El problema surge cuando, llegado este momento, no se presentan candidatos; generalmente, a los jóvenes parece no afectarles pero sus padres entran en pánico y toman cartas en el asunto.
En Nankin, por ejemplo, la metodología que emplean es muy peculiar, ya que ponen avisos clasificados en plena calle, aunque los más informatizados optan por utilizar las redes sociales con el mismo fin.
Ellos redactan un anuncio describiendo las cualidades de los primogénitos, aunque no exhiben fotos, ya que se supone que para el amor el aspecto físico no es importante. Sin embargo, entre determinados grupos de padres, aún persiste la costumbre de reunirse en los parques con las fotos de sus hijos para interactuar con sus pares de pueblos vecinos y así crear vínculos.
También existen ferias maritales, aunque en este caso son utilizadas por determinados sectores de la población, por ejemplo militares o funcionarios estatales, para encontrar a alguien de características similares a las propias.
En todos los casos, cuando logran algún contacto, es decir un trato entre padres, organizan una cita a ciegas.
Pero todo puede fallar y es allí cuando a los solteros no les queda más remedio que acudir a las agencias de contactos matrimoniales, quienes ofrecen como parte del servicio la organización de fiestas para que hombres y mujeres puedan interactuar.
Esta situación no es fácil ni agradable para los hijos, quienes están, por un lado muy influenciados por la cultura occidental, y por el otro, marcados a fuego por las tradiciones milenarias aún vigentes en China.
